El desarrollo de la inteligencia emocional en la primera infancia
El desarrollo de la inteligencia emocional en la primera infancia es fundamental para el crecimiento y bienestar de los niños. Iniciamos mencionando a qué se debe el término "inteligencia emocional", el cual se refiere a la capacidad de reconocer, entender y manejar nuestras propias emociones y las de los demás.
En la primera infancia, nuestros niños comienzan a desarrollar habilidades emocionales básicas, como la capacidad de reconocer y expresar emociones. Estas habilidades son primordiales para la creación de relaciones saludables, la resolución de conflictos, la toma de decisiones y una mejor percepción de sí mismos.
El buen desarrollo de esta inteligencia puede traer numerosos beneficios, tanto para los niños como para los adultos que están al tanto de su crianza, ya que van a, inicialmente, mejorar las relaciones interpersonales entre sus familiares, sus amistades o personas en general de su entorno. Esto debido a que les ayuda a reconocer sus propias emociones y las emociones de los demás, sin invalidarlas y dándoles importancia a cada una de ellas.
Gracias a esto, pueden tener una mejor comunicación afectiva con sus allegados y consigo mismos. Mejora su conducta o rendimiento académico y, también, mejora su autoestima. Es súper importante que los niños reconozcan que todas sus emociones son válidas y que existen diversas maneras de controlarlas.
Ahora, conociendo algunos de los beneficios que conlleva esta capacidad, nosotros, como maestros, podemos implementar diferentes métodos para fomentarla en nuestro salón de clases, como lo son:
Modelar comportamientos emocionales saludables: Los niños aprenden mediante la observación; por ello, es importante que, como maestros, modelemos comportamientos emocionales que ellos puedan entender y con los que se puedan sentir identificados.
Proporcionar apoyo emocional: Algo tan sencillo como esto puede ayudar a nuestros niños a reconocerse a sí mismos, a identificar sus emociones y a aprender a controlarlas.
Fomentar la comunicación abierta: Como cuidadores, podemos generar un ambiente de confianza y hablar con naturalidad con nuestros niños, para así permitirles ser honestos en cuanto a todas sus emociones y sentimientos diarios, permitirles sentirse frustrados y no minimizar ninguno de sus sentimientos.
Como maestros, podemos encontrar diversas formas de apoyo hacia nuestros niños, y esta conducta está respaldada por diversos estudios que nos indican que es importante regularla y estar al pendiente de una educación emocional.
La Asociación Americana de Psicología (APA) realizó un estudio sobre el desarrollo emocional en la infancia y destaca la importancia del apoyo en esta conducta para el buen desarrollo de los niños, y se centra en cómo los niños aprenden a reconocer, comprender, expresar y regular sus emociones.
Para finalizar, es importante resaltar que el desarrollo de la inteligencia emocional no solo beneficia a los niños, sino también a nosotros como maestros y cuidadores. Si no recibimos este tipo de educación en nuestra formación, acompañar a los niños en este proceso también nos permite aprender y crecer emocionalmente. Educar con inteligencia emocional implica reconocer nuestras propias emociones, gestionarlas adecuadamente y crear un ambiente empático, seguro y saludable, donde los niños puedan desarrollarse plenamente.
Autoría: Yisela Zarate
Concuerdo. Es crucial estimular, guiar y fomentar la autorregulación emocional en niños, ya que les ayuda a gestionar y regular sus propias emociones de manera efectiva. Y entender la importancia de los educadores y los ambientes de aprendizaje, donde puedan aprender a identificar, comprender y manejar sus emociones, así como a controlar sus respuestas emocionales en diferentes situaciones.
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